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Hemeroteca :: 01/03/2009
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Ovnis
Última actualización 26/02/2009@11:34:08 GMT+1
Nos reunimos con Silvestre C., de 47 años de edad, en una cafetería de Lugo. Nunca antes había relatado su experiencia, a pesar de que han transcurrido ya doce años del incidente. Es una de esas personas que hablan con la verdad por delante; y su verdad, en este caso, no dejaba de sorprendernos conforme pasaban los minutos…

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El testigo, representante comercial de una conocida empresa vinícola, lleva 21 años trabajando en la carretera, llegando a hacer, en algunos periodos, hasta 170.000 km al año. Nunca antes ni después del incidente, ha vuelto a protagonizar ningún otro episodio anómalo similar, ni en la carretera ni en ninguna otra circunstancia. Preguntado por si le interesa la ufología o el fenómeno OVNI, responde que nunca ha sentido curiosidad por ese tema, aunque, como gallego, sí ha sentido curiosidad por otros relacionados con el más allá o los fantasmas. Sin embargo nunca ha seguido revistas, programas especializados, ni ha tenido ninguna afición a estas temáticas. El incidente llegó a nosotros de forma casual, y no porque el testigo buscase narrar su experiencia. No en vano, en los 12 años que han transcurrido desde el incidente, nunca antes lo había comentado a nadie fuera de su círculo social más cercano.
El día del suceso el testigo regresaba hacia su domicilio, en Layas (Orense), circulando por la carretera N-120 que une Sarria con la capital provincial. Tras detenerse en el mirador de los Peares, donde charló con un compañero de trabajo, reanudó la marcha tras telefonear a su esposa para decirle que en unos 30 ó 40 minutos estaría en casa. El tiempo que duró esa llamada es el que le distanciaba de su compañero, que arrancó antes que él siguiendo la misma carretera. El testigo insiste en que fueron apenas un par de minutos, y que por tanto él debería ver a su compañero circulando delante, a unos pocos kilómetros en la misma carretera. Como ocurría normalmente. Sin embargo, tras recorrer una corta distancia, se percató de que delante había dos hileras paralelas de luces, a ambos lados de la carretera, y una enorme claridad al final de la misma. El testigo interpretó que ya había llegado a Orense, y se extrañó de haber tardado sólo un par de minutos en recorrer tal distancia. Sin embargo, a partir de ese momento la sensación fue totalmente anómala. El testigo aseguró sentir una profunda euforia y satisfacción. Aseguró que no notó, durante todo el episodio, el rozamiento del coche sobre el firme de la calzada, “como si no tocase el suelo”. Incluso aseveraba durante nuestra conversación que giró en varias ocasiones el volante, “que se movía totalmente libre, como si el coche estuviese en el aire y las ruedas pudiesen moverse libremente”, pero el coche continuaba circulando en línea recta.
El testigo fue incapaz de calcular cuánto tiempo duró aquella situación, pero afirmó que siempre veía las filas de luces, que identificaba con farolas, delante de él, y aunque el vehículo circulaba en línea recta nunca las alcanzaba. Calculó que “recobró la normalidad” en la zona de Untes, muy cerca ya de su casa, pasada la población de Orense que, sin embargo, no recordaba haber atravesado. Al llegar a su casa su mujer le reprochó el haberle mentido, porque le había dicho que tardaría 30 ó 40 minutos en llegar, y no habían pasado más de 10 minutos desde su llamada telefónica. El testigo, que como viajante cobraba un extra en función de los kilómetros recorridos, estaba acostumbrado a controlar diariamente el cuentakilómetros del coche, asegurando que en base a los kilómetros recorridos aquella tarde, le faltaban unos 60 ó 70 km para llegar al hogar. Calculó, redondeando, que 68 km exactamente; pero no aparecían en el cuentakilómetros del vehículo.
El coche, un Audi 80, siguió funcionando perfectamente sin presentar ninguna otra anomalía, hasta que fue vendido en 1998. El caso coincide cronológicamente, con la época de la famosa “oleada gallega” de 1995 a 1996, y presenta similitudes con otro par de sucesos protagonizados por automóviles, que se produjeron durante dicha oleada.
Manuel Carballal
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  • Incidente en la carretera

    Últimos comentarios de los lectores (1)

    3958 | Antonio Guerrero - 15/08/2009 @ 18:45:50 (GMT+1)
    Interesante,he leido por varios años este tipo de experiencias y no conocia esta experiencia, auqnue he protagonizado algunos avistamientos en mi estado que es Puebla en Mexico.
    Saludos.

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