Ovnis
Última actualización 26/02/2009@11:34:08
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Nos reunimos con Silvestre C.,
de 47 años de edad, en una cafetería de Lugo. Nunca antes había
relatado su experiencia, a pesar de que han transcurrido ya doce
años del incidente. Es una de esas personas que hablan con la verdad
por delante; y su verdad, en este caso, no dejaba de sorprendernos
conforme pasaban los minutos…
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El testigo, representante comercial de una conocida
empresa vinícola, lleva 21 años trabajando en la carretera, llegando
a hacer, en algunos periodos, hasta 170.000 km al año. Nunca antes
ni después del incidente, ha vuelto a protagonizar ningún otro
episodio anómalo similar, ni en la carretera ni en ninguna otra
circunstancia. Preguntado por si le interesa la ufología o el
fenómeno OVNI, responde que nunca ha sentido curiosidad por ese
tema, aunque, como gallego, sí ha sentido curiosidad por otros
relacionados con el más allá o los fantasmas. Sin embargo nunca ha
seguido revistas, programas especializados, ni ha tenido ninguna
afición a estas temáticas. El incidente llegó a nosotros de forma
casual, y no porque el testigo buscase narrar su experiencia. No en
vano, en los 12 años que han transcurrido desde el incidente, nunca
antes lo había comentado a nadie fuera de su círculo social más
cercano.
El día del suceso el testigo regresaba hacia su
domicilio, en Layas (Orense), circulando por la carretera N-120 que
une Sarria con la capital provincial. Tras detenerse en el mirador
de los Peares, donde charló con un compañero de trabajo, reanudó la
marcha tras telefonear a su esposa para decirle que en unos 30 ó 40
minutos estaría en casa. El tiempo que duró esa llamada es el que le
distanciaba de su compañero, que arrancó antes que él siguiendo la
misma carretera. El testigo insiste en que fueron apenas un par de
minutos, y que por tanto él debería ver a su compañero circulando
delante, a unos pocos kilómetros en la misma carretera. Como ocurría
normalmente. Sin embargo, tras recorrer una corta distancia, se
percató de que delante había dos hileras paralelas de luces, a ambos
lados de la carretera, y una enorme claridad al final de la misma.
El testigo interpretó que ya había llegado a Orense, y se extrañó de
haber tardado sólo un par de minutos en recorrer tal distancia. Sin
embargo, a partir de ese momento la sensación fue totalmente
anómala. El testigo aseguró sentir una profunda euforia y
satisfacción. Aseguró que no notó, durante todo el episodio, el
rozamiento del coche sobre el firme de la calzada, “como si no
tocase el suelo”. Incluso aseveraba durante nuestra conversación que
giró en varias ocasiones el volante, “que se movía totalmente libre,
como si el coche estuviese en el aire y las ruedas pudiesen moverse
libremente”, pero el coche continuaba circulando en línea recta.
El testigo fue incapaz de calcular cuánto tiempo duró aquella
situación, pero afirmó que siempre veía las filas de luces, que
identificaba con farolas, delante de él, y aunque el vehículo
circulaba en línea recta nunca las alcanzaba. Calculó que “recobró
la normalidad” en la zona de Untes, muy cerca ya de su casa, pasada
la población de Orense que, sin embargo, no recordaba haber
atravesado. Al llegar a su casa su mujer le reprochó el haberle
mentido, porque le había dicho que tardaría 30 ó 40 minutos en
llegar, y no habían pasado más de 10 minutos desde su llamada
telefónica. El testigo, que como viajante cobraba un extra en
función de los kilómetros recorridos, estaba acostumbrado a
controlar diariamente el cuentakilómetros del coche, asegurando que
en base a los kilómetros recorridos aquella tarde, le faltaban unos
60 ó 70 km para llegar al hogar. Calculó, redondeando, que 68 km
exactamente; pero no aparecían en el cuentakilómetros del
vehículo.
El coche, un Audi 80, siguió funcionando perfectamente
sin presentar ninguna otra anomalía, hasta que fue vendido en 1998.
El caso coincide cronológicamente, con la época de la famosa “oleada
gallega” de 1995 a 1996, y presenta similitudes con otro par de
sucesos protagonizados por automóviles, que se produjeron durante
dicha oleada.
Manuel Carballal